En los 90, la moda se volvió casual. La gente estaba cansada de la producción y entró en un tiempo de relajación. Las demandas de la era moderna llevaron a las personas a sentir más vagancia, tal vez, al momento de hacer otras cosas como producirse. Por esta razón la moda de 1990 es muy característica y podemos identificar los 90 con tanta claridad. Sin embargo, la moda de los 90 se basaba en la variedad y no en una tendencia específica y duradera.
Esta necesidad de volverse casual tenía que ver con la necesidad de expresar nuestra individualidad. Después de muchos años de tendencias y modas, la gente llegó a la conclusión de que no se estaban expresando con libertad. La moda de 1990 se trata de ponerse lo que a uno le haga sentir cómodo, sin darle mucha importancia a la opinión de los demás o a las tendencias. La ropa casual se convirtió así en la moda de los 90, y, aunque suene irónico, si alguien se producía mucho o usaba mucho maquillaje, estaba fuera de moda.
Tal era la necesidad de lucir casual, que las corporaciones presentaron una gran idea para complacer a sus empleados: el viernes casual. Todos los días de la semana los empleados debían usar sus uniformes o vestirse formales, pero los viernes era ahora su día, cuando podían decidir qué ponerse, sin seguir ninguna regla. Esta idea produjo grandes beneficios a las corporaciones, ya que sus empleados parecían estar más cómodos en el trabajo y tenían una mejor productividad gracias a eso.
Sin embargo, a mediados de la década, la gente comenzó a preocuparse mucho por expresar su individualidad y se olvidó de la ropa casual. Una vez más nuevos diseños excéntricos comenzaron a aparecer y la moda de 1990 sufrió nuevas modificaciones. Los piercings, tatuajes, tintura de pelo fueron las nuevas tendencias, muy comunes de la moda de 1990.



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