Los 60 fueron años en que la juventud reclamó su intervención y se posicionó de un espacio que antes les estaba prohibido. La liberación fue producto de una serie de cambios económicos, políticos y sociales, pero fue la música la que principalmente libertó las mentalidades juveniles reprimidas durante tanto tiempo. Fueron años de diversión y de una constante búsqueda de identidad.
La siguiente década empezó con la entrada del crecimiento de esta generación que de a poco fue perdiendo el resplandor de años anteriores. Esta tranquilidad se reflejó en un regreso hacia la naturaleza y la utilización de materiales nobles y sencillos como el algodón y la lana.
En ese momento se produjo un furor hacia lo “retro”.
El no estar conformes con un mundo lleno de conflictos y ambiciones conflictivo los llevó a mirar hacia oriente, específicamente hacia la India y su religión, el Hindú.Numerosos artistas como The Beatles y Jane Fonda entre otros, profesaron este culto y lo expandieron por occidente, de cuya experiencia se extrajo una moda que más que una manera de vestir, fue todo un movimiento social: el Flower Power o Hippie. Asentados en la ciudad estadounidense deSan Francisco, los jóvenes vivían en comunas, consumían comida macrobiótica y fumaban sin restricciones marihuana. Bajo esta forma de vida nacieron los clásicos "patas de elefante", las camisas de estilo hindú, el pelo largo y un pacifismo cuyo principal centro de ataque era la Guerra de Vietnam y el gobierno norteamericano.
En el transcurso de estos años se mostraron dos polos bien concretos de jóvenes: aquellos que sólo querían divertirse y aquellos que buscaban una participación activa en el país. Estos últimos participaban en movimientos estudiantiles y políticos y aspiraban a lograr un verdadero cambio social, profundo y comprometido. A diferencia de las épocas anteriores en las que existía una supremacía mundial en cuanto a moda y actitud, esta realidad correspondía principalmente a la latinoamericana en general y a la chilena en particular.
A esto se sumó la creciente popularidad del feminismo, que implicó en una marcada masculinización de la vestimenta. Las mujeres buscaban la comodidad más que la belleza y la ropa ya no tenía sexo, eran prendas “unisex”. El pelo tampoco era ya un signo de distinción; caminando de espalda, muchos hombres parecían mujeres de eternas cabelleras.
La creación de la década: La minifalda.
Su largo puede ser variables, pero siempre por encima de la rodilla. la verdadera minifalda debe dejar ver al menos la mitad del muslo.
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